
Elephant Sands
Dejamos el Chobe Safari Lodge en Kasane, donde habíamos visto la vida salvaje en esta parte, entre Namibia y Botsuana, para dirigirnos hacia Maun por la carretera asfaltada A33. Pero antes, haríamos una escala en Elephant Sands.
Esta carretera fue la más concurrida que habíamos visto, al menos en su primer tramo saliendo de Kasane. Nos cruzamos con muchos camiones que iban a Zimbabue y Zambia transportando minerales, sobre todo cobre, alimentos y mercancías en general. Se forman grandes colas de varios días para pasar la frontera.
También nos encontramos algún elefante que cruzaba la carretera, era el preludio de lo que veríamos al llegar a Elephant Sands. Nada más llegar ya vimos algunos bebiendo en la charca. Van y vienen entre las tiendas que hay para alojarse, ¡tienen todo el derecho al paso!
En Elephant Sands se los ve muy bien desde cualquier punto. Suele haber entre 8 y 14 elefantes en torno a la charca; beben, se lanzan agua para refrescarse, se quedan quietos. Salvo si viene alguno al que temen, entonces se apartan.
Es hipnotizante verlos, estaríamos mirándolos horas enteras, siempre se observa algo distinto. Son entrañables y no solo las crías. Por las noches, el sonido rítmico de sus cuerpos al beber envolvía el ambiente, como un somnífero que ayuda a conciliar el sueño.
La charca es natural, pero, en la época seca, bombean el agua si es necesario.
Por la mañana del día siguiente hubo menos actividad, venían de uno en uno y se iban. Fuimos a desayunar a la zona de camping preparada para ello, porque en la zona de tiendas no se podía cocinar.